En la apertura que hace
Miller a un seminario de la sección clínica de Buenos Aires en 1996, y que
figura transcrito en el texto "El saber delirante", hace una referencia
a la lectura, diciendo que no es algo fácil, que es algo para pensar. También
la subraya como actividad fundamental en la formación de analistas y en la
transmisión del psicoanálisis; mención grata, puesto que confirma y estimula el
ejercicio que pretendemos hacer en la mesa de lectura, reconociendo la lectura
como algo que moviliza la conversación y el pensamiento.
Sin embargo, hay algo que
me enturbia la idea, Miller enmarca su decir en la siguiente frase de Lacan,
"Un escrito, para mí, está hecho para que no se lea". Entonces me he
preguntado: ¿Qué querrá decir, para Lacan, leer? ¿Qué será un escrito para
Lacan? ¿Acaso esta frase invalida la intensión del grupo de lectura? Puesto que
allí pretendemos leer textos escritos. Me remito al lugar donde figura esta
frase, el epílogo del seminario 11: "Los cuatro conceptos fundamentales
del psicoanálisis".
Allí, Lacan comienza
diferenciando sus seminarios de sus escritos. Los seminarios son
transcripciones fieles de su decir, sus escritos, los ha hecho para que no se
lean, reconoce que son de difícil lectura, luego, no es un accidente que no
sean leídos.
Lo que se lee, dice, es el
inconsciente. Tenemos entonces que la lectura en psicoanálisis es una lectura
del inconsciente.
Acerca de la lectura,
señala que la escuela no nos enseña a leer, todo lo contrario, puesto que nos
aleja de la lengua materna, evitando que reconozcamos la no correspondencia
entre la letra y la palabra, entre lo escrito y lo que se lee. Lo cito:
"Como si el niño por saber leer en un dibujo qué es la jirafa (girafe, en
francés se escribe con g) y en otro que lo que tiene que decir es gorila
aprendiese otra cosa que el que la G con que se escriben ambos no responde a su
lectura, pues nada tiene que ver con que se la lea". Lacan considera
importante aprender que la G, con la que se escriben ambas palabras, no tiene
nada que ver con que se la lea, eso sería alfabetizarse un poco.
Lo escrito es justamente
aquello que no es para ser leído, y de lo que Lacan refiere, fue introducido
por Joyce. Lo escrito tiene una función: es un modo distinto del ser que habla
en el lenguaje. Tiene que ver con la manera distinta de ser, de aquel que habla
en el lenguaje. Además, lo escrito dice, y dice, justamente allí donde no se
lee.
En el mismo epílogo, argumenta
que esta imposibilidad de entender lo escrito, es una razón para explicarlo. Y
en el intento de explicarlo nos esforzamos por leer, allí donde es imposible
hacerlo. Lo que se lee, el inconsciente, pasa a través de lo escrito, y no lo
afecta. Se interpreta, se hacen conjeturas, se conversa, se piensa, se produce
saber y así, se lee. Leer es interpretar.
En el trabajo de la mesa de
lectura, leemos comentarios, comentarios que han pasado a través del escrito de
los autores. Nuestros comentarios mismos, también han pasado a través de
nuestros escritos. Según Miller, lo escrito tiene una función, de vía férrea,
no podemos leerlo, pero rige nuestra lectura.No se lee lo escrito, es con lo
escrito con lo que se lee.
Función de vía férrea, modo
distinto del ser que habla en el lenguaje. Lo escrito: ¿lugar primigenio de lo
singular?
Si no es al escrito a lo
que permite acceder la lectura, ¿hay acaso algo a lo que esta sí permita
acceder?
El riel de aquella vía
férrea, es el objeto, (a), objeto vía para llegar al plus de gozar. Así
tenemos, que en lo escrito hay una vía. Vía que permite llegar al plus de
gozar, el que habita y abriga la demanda. La lectura permite descifrar la
demanda, que envuelve y es envuelta por el plus de gozar. Leer es interpretar.
Y si tenemos en cuenta, que en un análisis lo que se lee es el inconsciente,
entonces es a partir de lo que se lee del inconsciente que se interpreta la
demanda, en tanto anudada al plus de gozar.
Si en un análisis, lo que
se lee es la demanda, en un texto ¿que se lee? ¿Qué se interpreta? acaso ¿lo
que se lee es el decir del autor, filtrado por el escrito propio?
Lo que se lee siempre se rige por el escrito de
cada lector, y precisamente la disciplina del comentario hace lo que el plus de
gozar, esto es, abriga y habita la demanda, la demanda como aquello que
movilizó al autor a escribir el texto. Así, leer analíticamente un texto,
implica interpretar la demanda del autor, que para el caso del epílogo de
Lacan, podría ser el reconocimiento de la dificultad inherente a sus escritos,
y de lo imprescindibles que ellos son para la lectura de cualquier otro de sus
textos o seminarios transcritos.
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